jueves, 30 de julio de 2015

ARTICULO PARA REPENSAR LOS SACRAMENTOS COMO SIGNOS

Artículo de Pablo D'Ors
¿Habrá en la Iglesia alguien que se atreva?
Los sacramentos de la Iglesia ya no significan casi nada para la inmensa mayoría de quienes aún participan en ellos. Un signo que deja de significar ya no es un signo, sino un juego de magia.
Los ritos cristianos y los símbolos en que se fundamentan han degenerado, para la mayoría de los creyentes, en pura magia. Por supuesto que los hombres y las mujeres de hoy seguimos necesitando de la magia, es decir, de palabras y gestos que de un modo automático e irracional nos vinculen con lo trascendente. Pero esa no es la cuestión.
Sostengo que muchos de los comportamientos de sacerdotes y laicos durante la celebración eucarística son fundamentalmente mágicos, no religiosos. ¿Te imaginas a los apóstoles arrodillándose ante el pan o a Jesús recogiendo las miguitas del plato? Estos comportamientos reflejan que nuestra actitud ante el signo sacramental es mucho más mágica que religiosa.
Para que puedan significar, los signos han de entenderse. La doctrina del ex opere operato, la que postula que el sacramento es eficaz con independencia de la comprensión de quien lo recibe, ha desvinculado al signo del sujeto y lo ha degenerado y cosificado. Los sacramentos hay que entenderlos, al menos en alguna medida. De lo contrario, no sacramentalizan nada, que es lo que sucede hoy en nuestros templos. Nadie entiende nada. A lo que más me recuerdan nuestras misas es al teatro del absurdo de Beckett.
Pongamos el ejemplo de la Eucaristía, cuyos símbolos son el pan y el vino. El pan es, desde luego, algo cotidiano, blando y nutritivo. Que el pan sea símbolo de Dios significa que Dios es algo cotidiano, que Dios es blando, que Dios es nutritivo. Pero si el símbolo es el pan, el signo o sacramento es el pan partido, repartido y comido. Así que de lo que se trata es de partir y repartir el pan conscientemente; de llevárselo a la boca conscientemente; de, conscientemente, masticarlo y tragarlo.
Conscientemente significa a sabiendas de que no se trata solo de dar pan a los demás, sino de ser pan para ellos, de convertirte en el alimento que alivia su necesidad. Comer de este Pan nos da fuerza para ser pan. En esta misma línea, el signo no es simplemente el vino, sino el vino repartido y bebido. Beber de este Vino nos posibilita ser vino para los demás. Y el vino es la sangre, es decir, la vida: ser la vida para los demás.
Y eso de reservar la eucaristía en un sagrario, ¿a qué viene? ¿No hemos dicho que el verdadero signo es partirlo? Prueba de que nuestra mentalidad es mágica, es que pensamos que Dios está en el sagrario más que fuera de él. Pero eso... ¡es absurdo! No es que esté allí más que en otra parte. Es que está allí para... significarnos que está en todas partes, para que lo recordemos. Dios está en todas partes, decimos, pero luego nos empeñamos en meterle en una caja. Meterle en unas teorías que llamamos teologías y en unos símbolos que llamamos sacramentos, pero que no sacramentalizan nada.
Solo queda una solución: explicarlo todo como si nunca se hubiera explicado, pues quizá esa es la situación; y queda, por supuesto, realizarlo todo como si fuera la primera vez, pues acaso lo sea de verdad. Veremos entonces, maravillados, la potencia de nuestros símbolos, redimiremos nuestros ritos, descubriremos, en fin, su poder transformador del alma humana.
Pero, ¿habrá en la Iglesia alguien que se atreva? ¿Habrá alguien que presente estos símbolos y ritos no solo como aquellos en los que se cifra la más genuina identidad cristiana, sino como símbolos y ritos de valor universal, aptos para todos, cristianos o no? ¿Habrá alguien, en fin, que presente el cristianismo como religión y humanismo inclusivo, no excluyente ni exclusivo?
El respeto a la diferencia de otras tradiciones espirituales no debe hacernos perder la visión del cristianismo como propuesta humanizadora universal. Detecto en mis contemporáneos no solo un hambre de espiritualidad, sino un deseo de recuperar, de forma comprensible y actual, la tradición religiosa de la que provenimos. El cuidado del silencio, una sensibilidad que está creciendo, comportará un cuidado de la palabra y del gesto. Pero, ¿habrá en la Iglesia alguien que se atreva? ¿Dónde estarán los profetas que nos hagan entender que solo hay posible fidelidad al pasado desde la creatividad y la renovación en el presente?
Pablo d'Ors, sacerdote y escritor
En el nº 2.947 de Vida Nueva

EL CENTRO DEL CRISTIANISMO DEBE SER JESUS

Jn 6, 24-35
La gente necesita a Jesús y lo busca. Hay algo en él que los atrae, pero todavía no saben exactamente por qué lo buscan ni para qué. Según el evangelista, muchos lo hacen porque el día anterior les ha distribuido pan para saciar su hambre.
Jesús comienza a conversar con ellos. Hay cosas que conviene aclarar desde el principio. El pan material es muy importante. Él mismo les ha enseñado a pedir a Dios «el pan de cada día» para todos. Pero el ser humano necesita algo más. Jesús quiere ofrecerles un alimento que puede saciar para siempre su hambre de vida.
La gente intuye que Jesús les está abriendo un horizonte nuevo, pero no saben qué hacer, ni por dónde empezar. El evangelista resume sus interrogantes con estas palabras: «y ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?». Hay en ellos un deseo sincero de acertar. Quieren trabajar en lo que Dios quiere, pero, acostumbrados a pensarlo todo desde la Ley, preguntan a Jesús qué obras, prácticas y observancias nuevas tienen que tener en cuenta.
La respuesta de Jesús toca el corazón del cristianismo: «la obra (¡en singular!) que Dios quiere es esta: que creáis en el que él ha enviado». Dios solo quiere que crean en Jesucristo pues es el gran regalo que él ha enviado al mundo. Esta es la nueva exigencia. En esto han de trabajar. Lo demás es secundario.
Después de veinte siglos de cristianismo, ¿no necesitamos descubrir de nuevo que toda la fuerza y la originalidad de la Iglesia está en creer en Jesucristo y seguirlo? ¿No necesitamos pasar de la actitud de adeptos de una religión de «creencias» y de «prácticas» a vivir como discípulos de Jesús?
La fe cristiana no consiste primordialmente en ir cumpliendo correctamente un código de prácticas y observancias nuevas, superiores a las del antiguo testamento. No. La identidad cristiana está en aprender a vivir un estilo de vida que nace de la relación viva y confiada en Jesús el Cristo. Nos vamos haciendo cristianos en la medida en que aprendemos a pensar, sentir, amar, trabajar, sufrir y vivir como Jesús.
Ser cristiano exige hoy una experiencia de Jesús y una identificación con su proyecto que no se requería hace unos años para ser un buen practicante. Para subsistir en medio de la sociedad laica, las comunidades cristianas necesitan cuidar más que nunca la adhesión y el contacto vital con Jesús el Cristo.

José Antonio Pagola

jueves, 23 de julio de 2015

El Papa Francisco y los EEUU

Cuando solo faltan dos meses para su viaje a Estados Unidos y luego de su denuncia contra el sistema económico mundial, el Papa Francisco se ganó nuevos enemigos con sus recientes llamados desde Sudamérica para que el mundo "cambie" el sistema y sus estructuras.
Numerosos conservadores estadounidenses, los llamados "neocons", entre ellos católicos practicantes, no logran digerir las palabras del papa cada vez que habla de economía y lo desdeñan por considerarlo marxista y comunista.
Al volver a su natal Sudamérica al inicio de julio, ante representantes de los movimientos populares reunidos en Bolivia, Francisco renovó sus críticas a las desigualdades, a la "avidez desenfrenada por el dinero", a la "dictadura sutil" que condena y esclaviza a hombres y mujeres y al "nuevo colonialismo" enraizado con el sistema económico.
"Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, ni lo aguantan los pueblos... y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra", clamó el pontífice.
El papa argentino pidió a las bases del mundo una suerte de revolución, una revolución social, lo que irrita profundamente a los estadounidenses.
"Santidad, los Estados Unidos ven esas críticas al sistema económico como una condena a su modo de vida. ¿Qué responde a ello?", le preguntó una periodista durante el vuelo de regreso de Paraguay a Italia y el Vaticano.
"Lo que he dicho no es nuevo. Lo dije en la encíclica Evangelii Gaudium: 'ésta economía mata'. Lo he dicho también en la encíclica 'Laudato Si'. No es nuevo. Se sabe. Supe que se han hecho algunas críticas en Estados Unidos. No las he leído ni he tenido tiempo para leerlas. Cada crítica debe ser estudiada y luego iniciar el diálogo", respondió.
Para los vaticanistas, Francisco respeta simplemente la doctrina social de la Iglesia, cuyas bases fueron lanzadas a finales del siglo XIX por el papa León XIII, quien preconizaba salarios justos y el derecho a organizar sindicatos, aunque rechazaba vigorosamente el socialismo y mostraba poco entusiasmo por la democracia.
Sin embargo, todas esas críticas comienzan a pesar sobre el viaje a Estados Unidos, que se presenta cada vez más complejo, sobre todo después de su paso por Cuba, etapa confirmada recientemente, donde se reunirá con Raúl Castro, quien ha demostrado una particular admiración hacia el pontífice latinoamericano.
Para el comentador de la cadena de televisión estadounidense Fox News, Greg Gutfeld, Francisco es hoy por hoy "el hombre más peligroso del planeta".
El pontífice que viene del sur, que ha vivido junto a los pobres y desheredados, que considera que la lucha contra la pobreza y defensa del medio ambiente está profundamente entrelazada, tomó posición sobre temas específicos, al pedir que se sustituya el petróleo y el carbón por energías renovables, lo que naturalmente molesta al poderoso lobby del petróleo y pone en cuestión el modelo de vida de ese país.
Al tachar a las multinacionales de ser las "depredadoras" del planeta y de ser responsables del uso insensato de la tierra, Francisco acumuló aún más poderosos enemigos.
Los críticos más agudos del papa lo acusan también de haberse dejado "instrumentalizar" por los gobiernos izquierdistas de Bolivia y Ecuador, algo a lo que al parecer no le otorga mayor importancia.
"Todo puede ser instrumentalizado. Hay que tener siempre en cuenta el contexto. La hermenéutica", explicó a los periodistas.
Comentando el regalo que le hizo el presidente Evo Morales, quien le obsequió un crucifijo de madera con la forma de la hoz y el martillo, elaborado por el cura Luis Espinal, un jesuita de extrema izquierda asesinado en 1980, Francisco declaró: "Para mí es arte de protesta, no es ofensivo".
El papa mencionó a uno de los grandes artistas argentinos de su país, León Ferrari, premiado por la Bienal de Venecia, cuya fuerte crítica a la Iglesia católica causó gran controversia en Argentina, generando un intenso debate sobre arte y libertad de expresión en el que estuvo involucrado el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio.
"Es uno de la teología de la liberación. Critica el capitalismo salvaje y rehabilitó a Gustavo Gutiérrez, el padre de esa teología", sostiene el profesor estadounidense Mark Silk, del Trinity College (Connecticut) en la página Religion News Service.
Juicios a los que sus allegados responden que, desde que vivía en Buenos Aires, siempre ha sido un "teólogo del pueblo", que defiende una justa distribución de los frutos de la tierra y del trabajo humano.
(Rd/Agencias)

Si todos los que nos llamamos cristianos empezáramos a compartir...

Jn 6, 1-15
El domingo pasado nos dejaba el relato evangélico de Mc ante la multiplicación de los panes. En su lugar, la liturgia inserta, a partir de este domingo, todo el c. 6 de Jn. Es el más largo y denso de todos los evangelios, y que nos va a ocupar cinco domingos. En sus 71 versículos, partiendo de la multiplicación de los panes, elabora toda una teología del seguimiento. En el fondo se trata de un proceso de iniciación catequética, que en la comunidad duraba varios años y que, al final, obligaba a tomar una decisión definitiva: el bautismo.
El evangelio de Jn fue escrito en una comunidad de iniciados para su uso en ella. Todos comprenden los signos que en él se emplean. Este evangelio es esotérico. La numerología, la cábala, el tarot, lo impregnan todo. Los 21 capítulos del evangelio se corresponden con cada una de las cartas del tarot. La 6ª (el enamorado) representa un joven en un cruce de caminos, ante dos doncellas. Una, de amarillo y verde, representa la vida sensitiva. Otra, de azul, representa la vida espiritual. El joven tiene que elegir uno de los dos caminos.
Como siempre en Jn, todo son símbolos, El monte es el lugar donde habita la divinidad. Jesús subió al lugar que le es propio. Sentarse es el símbolo de enseñanza rabínica. "Estaba cerca la Pascua", no es un dato cronológico, sino teológico. La gente no sube a Jerusalén, como era su obligación, sino que busca en Jesús la liberación, que el templo no puede darles
El dinero tiene un significado profundo. El dinero es lo que había desplazado a Dios del templo, utilizado por el sistema opresor, es el causante de la injusticia y del hambre. Comprar pan, es obtener un bien necesario para la vida, a cambio de dinero, inventado para dominar. El vendedor dispone del alimento; lo cede solo bajo ciertas condiciones dictadas por él. La vida no está al alcance de todos, sino mediatizada por los que detentan el poder. Jesús no acepta tal estructura, pero quiere saber si sus discípulos la aceptan.Felipe no ve solución. Doscientos denarios era el salario de más de medio año de trabajo.
Andrés muestra otro posible horizonte; una solución distinta a la del comprar. Habla de los panes y los peces que descubre como algo de lo que se puede disponer. El muchacho(muchachito, doble diminutivo) representa al insignificante grupo de los discípulos. Los números simbólicos 5+2=7 indican totalidad. Todo se pone a disposición de los demás. Al decir que son de cebada, pone en relación este episodio con el de Eliseo; pero marca una gran diferencia: Eliseo dio de comer a cien, con veinte panes. Jesús da de comer a cinco mil con cinco. La propuesta de Andrés es la adecuada pero no sirve. No hay medios suficientes.
Comer recostado era signo de hombres libres. Jesús quiere que todos se sientan personas con su propia responsabilidad. No quiere servidumbres ni dependencias de ninguna clase. Aquí está ya apuntando a la falsa interpretación que van a hacer del signo. El lugar (con artículo determinado) era el modo de designar el templo. Dios no está ya en el templo sino donde está Jesús. La mucha hierba, signo de la abundancia de los tiempos mesiánicos.
Pronunció la acción de gracias (eucaristhsaV). Este dato tiene mucha miga. Se trata  de conectar la comida con el ámbito de lo divino (los sinópticos hablan de elevar la mirada al cielo). Se reconoce que el alimento es don de Dios a todos; nadie puede apropiárselo para después sacar provecho de su venta. Una vez liberado del acaparamiento egoísta, todos tendrán acceso a ese bien necesario. Su finalidad primera, alimentar, se eleva para convertirlo en signo de Vida. Solo en este nuevo espacio es posible el compartir.
Recoged los pedazos que han sobrado. Lo sobrado, no tiene sentido de resto, desperdicio sino de sobrante, sobreabun­dante. En la Didaché se llama al pan eucarístico "los trozos" (klasma). Deben recogerlos porque la comunidad tiene que continuar la obra de la entrega. Otra gran diferencia con la experiencia del Éxodo. El maná no duraba de un día para otro; lo que Jesús ofrece tiene valor permanente y hay que cuidarlo. Recordemos que en los Hch se llama a la eucaristía "la fracción del pan". No es pan, sino pan partido.
Llenaron doce canastas. "doce" no hace referencia a los apóstoles (en Jn no se identifica los discípulos con los 12). Es más probable que haga referencia a las doce tribus de Israel, como símbolo de todo el pueblo que había acompañado a Moisés por el desierto. El profeta que tenía que venir al mundo estaba anunciado en (Dt 18,15). Se trata de un profeta como Moisés que haría los mismos prodigios que él. No reconocen la novedad de Jesús. Siguen creyendo en una salvación venida de fuera, al estilo del A T. Más tarde se establece una clara distinción entre el alimento que les da Jesús y el maná.
El intentar hacerle rey demuestra que no han entendido nada. La multitud quedasatisfecha con haber comido. La identificación con Jesús y su mensaje no les interesa. Sus intereses están muy lejos de la exigencia de Jesús. Jesús quiere liberarles, ellos prefieren seguir dependiendo de otro. Jesús les pide generosidad; ellos prefieren recibir gratis. Jesús quiere asociarlos a su obra; ellos quieren descargar en un jefe su responsabilidad. La solución no es el dinero o un milagro externo, sino el saber compartir todo con todos. La verdadera salvación no está en que alguien solucione nuestros problemas. La liberación está en superar el egoísmo y estar dispuesto a dar a los demás lo que uno tiene y lo que uno es.
Se retiró a la montaña él solo. En algunos manuscritos se dice que 'huyó' al monte. Jesús sube al lo alto, mientras los discípulos bajan... Ante la total incomprensión de la gente, Jesús no tiene alternativa, se vuelve al monte (lugar de la divinidad). Completamente solo, como Moisés después que el pueblo traicionó a su Dios, haciéndose un ídolo. Este paralelo con Moisés, muestra la gravedad de lo sucedido. Haciendo de Jesús un Mesías poderoso, repiten la idolatría de los israelitas en el desierto. Ambos quieren adorar a Dios, pero bajo la falsa imagen (ídolo) que ellos mismos habían hecho de Él.
El dinero sigue siendo hoy la causa de toda desigualdad. Todo tiene un precio, incluídos los bienes espirituales. La gratuidad y el compartir son conceptos que han desaparecido de nuestra sociedad. Conocemos bien la alternativa; seguimos ante la encrucijada pero aún no hemos tomado una decisión. No somos conscientes de que no tomar el camino espiritual, es ya dejarnos llevar por el hedonismo. La búsqueda de placer a cualquier precio es la tónica de nuestra sociedad. En el mejor de los casos, nos empeñamos en ir por dos caminos opuestos al mismo tiempo. La religión como la mayoría la entiende, nos lleva a la esquizofrenia.
Jesús pudo escapar de la pretensión de aquella gente, pero de nosotros, no puede escapar y lo hemos proclamado rey del universo. Cada uno de nosotros debemos examinar los motivos que nos mantienen unidos a Jesús. ¿Por qué somos cristianos? ¿Por qué venimos a misa? Yo os lo voy a decir: Para asegurarnos sus favores aquí abajo y además, garantiaza una eternidad dichosa en el cielo. ¡Poco han cambiado las cosas! También nosotros seguimos sin querer saber nada del servicio y la entrega a los demás. El evangelio sigue sin estrenar
Seguimos tratando de poner lo espiritual al servicio de lo material, que es lo que de verdad nos interesa. No nos interesa lo que Dios quiere de nosotros, sino lo que nosotros esperamos de Dios. No nos importa la visión trascendente de la vida, sino que el Todopoderoso se ponga a nuestro servicio. Si todos los que nos llamamos cristianos empezáramos a compartir, como Jesús nos pide en el evangelio, se produciría la mayor revolución de la historia humana. Si esperamos a compartir cuando hayamos cubierto todas nuestras necesidades, nunca compartiremos nada, porque la técnica del capitalismo hedonista es precisamente aumentar las necesidades a medida que se van satisfaciendo.

Meditación-contemplación
"Se retiró a la montaña él solo".
Una vez más queda clara la actitud de Jesús.
Él no quiere estar por encima de los demás.
Tampoco quiere que la gente se esclavice.
................
La auténtica salvación no puede venir de fuera.
Porque la verdadera esclavitud viene del falso yo.
Jesús quiere personas libres y responsables.
No acepta títeres ni gregarios que dependan de los demás.
.......................
Debes tomar las riendas de tu propio destino
y escapar de la tiranía de todo lo que te atenaza.
El horizonte de tu plenitud está dentro de ti.
Lo externo ni te tiene que atar ni te puede liberar.
..................

Fray Marcos

miércoles, 15 de julio de 2015

LA ANTIEUROPA

"Europa no habla griego, que habla gringo". Este viejo verso de J. Bergamín viene hoy como anillo al dedo. Gringo es la palabra que sirvió para designar lo peor de EEUU, cuando se corrompió el primitivo e ilusionante "sueño americano" convirtiéndose en sueño imperialista.
Que Europa renunciara a explicitar sus "raíces cristianas" podía ser comprensible por respeto a la pluralidad. Lo terrible es que, con esa renuncia aparentemente laica, Europa ha abandonado sus raíces europeas. La "libertad-igualdad-fraternidad" se ha convertido en otra troika llena de "pes": "Propiedad-Prisas-Pensamiento único".
La única libertad es la que da el dinero. Ese enriquecimiento buscado cuanto antes y a toda velocidad, es lógico que aniquile toda igualdad. Y, para defender esa doble meta, un pensamiento único económico que amordaza todas las diversidades asesinando cualquier atisbo de fraternidad. El mejor ejemplo de ello es la conducta de Europa con Grecia, que economistas de la talla de Vicenç Navarro califican de "terrorismo financiero". La Antieuropa.
Grandes economistas del momento (Krugman, Stiglitz, Piketty o, en España, V. Navarro y Torres-López) sostienen que el problema de Grecia es más político que económico. Algo de eso sugiere este dato poco publicado: entre tantos recortes impuestos a Grecia, nunca se le pidió una reducción del gasto militar (excesivo además en aquel país). ¡Parecía elemental! Pero resulta que Alemania y Francia son los mayores vendedores de armas a Grecia... Syriza ha sido el primero en hacer esa propuesta, enemistándose así con los militares griegos. ¡Qué curioso!
El problema es político no económico. Y creo que se reduce a este dilema: por un lado, Europa no quiere que Grecia salga del euro: no por razones de solidaridad, sino porque eso daría la razón a quienes criticaron, como precipitada y economicista, la creación de la moneda única antes de tiempo. Por el otro lado, Europa no puede tolerar que posturas contrarias a esa política de "austeridad para los más pobres" y sin poder devaluar la propia moneda, acaben triunfando y dejen en evidencia todos estos años de dictadura financiera, donde otros gobiernos dóciles revestían su cobardía de obediencia (como en las peleas de niños en los colegios)...
Este es el problema europeo: político más que económico. Syriza no puede triunfar de ningún modo, porque eso sacaría los colores a ocho años de neoliberalismo cruel. Por tanto, es necesario desacreditarlo y humillarlo, negando incluso voz y espacio a tantos que piensan como ellos y sustituyendo toda argumentación por esos calificativos de "ligereza", "irresponsabilidad",... tan bien sonantes como mal aplicados. Por otro lado, si Grecia sale del euro, habrá de parecer que es puramente una absurda decisión suya, contraria a la voluntad europea. De ahí la bajeza moral del señor Junker proclamando que el referendum convocado por Syriza era para salir o quedarse en el euro. ¡Por favor!
Sin llegar a tanto, se objeta que los griegos no son capaces de decidir sobre algo tan complicado. ¡El mismo argumento que dieron los gobiernos europeos para la que constitución (o el tratado de Lisboa) no fuese votado por los pueblos sino por los parlamentos! El mismo argumento que, a comienzos del pasado siglo, se esgrimía para oponerse al sufragio popular y al voto de la mujer: "en democracia sólo pueden votar los que están capacitados". Y daba la casualidad de que esos "capacitados" eran sólo los poderes económicos. Aunque luego, esos tan entendidos se sorprendan al saber que EEUU les estaba espiando, y llamen a sus embajadores y todo. Sorpresa ¿por qué? Se trata de algo que era una evidencia para cualquiera que sepa lo que son los actuales EEUU, que ya no conocen socios ni amigos, sino sólo lacayos de sus intereses imperialistas.
Añadamos que lo expuesto es la visión de los moderados. Otros más radicales o inclinados a ver conspiraciones en todas partes sostienen (en la línea de Naomi Klein), que una vez Grecia esté fuera del euro, los especuladores financieros comenzarán a crear problema parecidos en Portugal, en Italia, España... hasta que vayan saliendo del euro todos los "cerdos" (PIGS: Portugal, Italy, Greece, Spain...) y quede por fin con un "euro ario" para todos los que son por naturaleza superiores. No sé si es así, pero así corre. Y "se non è vero, è ben trovato".
Europa ha sabido siempre que la deuda de Grecia era impagable; más imposible resultaba entonces la imposición de pagar la deuda y, a la vez, reactivar la economía. Europa sabe también que la mayor parte de las "ayudas" dadas a Grecia, no se quedaban allí sino que eran para pagar a los bancos europeos, alemanes sobre todo. Era evidente que así nunca se resolvería el problema griego, ni aunque la economía despuntara. Quizá por eso no se permitió hacer una auditoría de la deuda que, en buena parte, es ilegítima e injusta, y situarla en sus justos límites como supo hacer Ecuador (ganándose las iras de todas las voces oficiales). Había que evitar que cundiera el ejemplo de Ecuador.
Estas líneas no buscan disculpar a Grecia que tiene también sus culpas ya suficientemente expiadas por los que menos culpables eran (niños, ancianos, enfermos...). Tampoco tratan de justificar todas las decisiones de Tsipras en una partida de ajedrez tan difícil, contra enemigos más fuertes. Sólo intento expresar mi vergüenza por la reacción de Europa ante esa Grecia culpable, muy distinta de cuando Alemania y Francia se saltaron el techo de déficit sin que pasara nada ni se apelara a eso de que "los compromisos hay que cumplirlos".
Miguel Delibes terminó su discurso de entrada en la Academia, citando una canción: "paren la tierra, quiero apearme". Yo quisiera decir: paren esta Europa que quiero bajarme.
P.S. Se ve así la dificultad del próximo referendum: Grecia se parece a la mujer que sólo tiene dos salidas: rendirse y entregarse aceptando ser abusada, o negarse al abuso abocándose a morir torturada. Conociendo la pasta humana, lo normal es que triunfe la primera hipótesis, por triste que sea.

José Ignacio González Faus
Atrio

LOS "CIEGOS" Y LOS QUE "ESTÁN CIEGOS"

¿Cómo es posible que haya ahora mismo tanta gente importante en el mundo que está furiosa contra el Papa por lo que ha dicho, en su reciente encíclica, sobre el cuidado de la naturaleza y del mundo? A esta pregunta se le pueden buscar muchas respuestas y explicaciones. Entre esas posibles respuestas, hay una que a mí me da mucho que pensar.
Me refiero a lo que dice el evangelio de Juan, (cap. 9), cuando relata la curación de un ciego. El capítulo comienza diciendo que la ceguera no está causada por pecado alguno (Jn 9, 3). Y termina afirmando que hay formas de ceguera que son consecuencia de la maldad humana (Jn 9, 39). Porque no es lo mismo "ser ciego" que "estar ciego". Y eso es - creo yo - lo que les pasa a quienes se empeñan en defender que ni estamos haciendo de este mundo "un inmenso depósito de porquería", (L.S., nº 21); ni los mayores responsables de tanto desastre son los más poderosos de la tierra; ni el Papa tiene que meterse a decir estas cosas.
Los que se reúnen, una y otra vez, en solemnes encuentros al más alto nivel, pero lo hacen de forma que, una y otra vez, no resuelven el problema, ¿no son responsables del espantoso problema que estamos viviendo? ¿y del más aterrador problema que se nos avecina? ¿qué está pasando para que no veamos lo que se nos viene encima y ni nos demos cuenta de la responsabilidad que todos tenemos en este desastre?
Jesús respondió a estas preguntas de forma admirable: "Yo he venido a este mundo para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos" (Jn 9, 39). El Papa dice que hemos hecho de este mundo "un inmenso depósito de porquería". Lo que pasa es que la porquería la soportan, la sufren, sobre todo los pobres de la tierra. Esos son los que ven. Los responsables de tanto desastre somos los que estamos ciegos. Por eso molesta tanto lo que ha dicho el Papa. Y hay quienes dicen que Francisco no tenía que meterse en estas cosas.
Porque somos unos ciegos a quienes nos va bien con nuestra ceguera. Señal evidente de que estamos empeñados en seguir fabricando porquería. Para seguir imaginándonos que vivimos en el mejor de los mundos.

José María Castillo
Periodista digital

La persona sabia compagina el descanso con la entrega a los demás.

Mc 6, 30-34
El evangelista narra el regreso de los apóstoles y la acogida por parte de Jesús. A ello une la búsqueda de la gente, que despierta un sentimiento de profunda compasión en el Maestro de Nazaret.
La persona sabia compagina el descanso con la entrega a los demás. Más aún, sabe que no solo no hay oposición entre ambas dimensiones de la persona, sino que se reclaman mutuamente. Sin estar interiormente pacificado ("descansado"), es muy difícil aportar paz a los otros; pero un descanso que no desembocara en la entrega sería sospechoso de narcisismo.
El auténtico descanso implica vivir en conexión con lo que realmente somos, experimentando que nuestra verdadera identidad es Descanso y Quietud. Pero la conexión con lo que somos no nos adormece ni nos aísla –mal puede sentirse aislado quien se halla en conexión con aquella identidad que compartimos con todos los seres-, sino que –como ha escrito Rafa Redondo- "lejos de aislarnos, pulveriza, vacía, nuestro narcisismo y nos hace cada vez más disponibles ante el dolor de todo ser viviente sin distinción".
Eso es justamente lo que apreciamos en Jesús: porque era un hombre de silencio profundo era también entrañablemente compasivo.
En una sociedad agitada como la nuestra, en la que parece imponerse la velocidad y la saturación, necesitamos más que nunca del silencio y del descanso.
La prisa fomenta la ansiedad y nos aleja del presente, es decir, nos impide vivir plenamente. La saturación nos mantiene en la superficialidad y en un consumo voraz –de objetos y de información-, que nos deja cada vez más insatisfechos.
El descanso –el silencio- nos aquieta y nos permite saborear la vida; relativiza aquello que nos agobiaba y nos conecta con nuestra verdadera identidad; nos permite "bajar" del oleaje de la superficie a la quietud profunda; nos posibilita vivenciar la distancia que hay entre "lo que ocurre" y "la consciencia de lo que ocurre". El silencio, en fin, nos conduce a "casa" y, en ella, nos hace conectar con el anhelo que somos. De ese modo, nos transforma.
La práctica meditativa es el modo de introducirnos en el silencio. Quizás se pueda empezar por lo más simple: atender a la propia respiración. Porque el silencio requiere educar la atención; de otro modo, la mente dirigirá nuestra vida y seguiremos siendo marionetas en sus manos.
Al atender la respiración, en un tiempo que nos regalemos para ello, educamos la atención, hacemos que la mente se ponga a nuestro servicio. Pero hay más: al acoger el movimiento respiratorio –inhalación y exhalación-, empezamos a sintonizar conscientemente con la corriente misma de la vida que es recibir y entregar, acogida y donación. Al estar en "casa" comulgamos con el dinamismo de lo que es.

Enrique Martínez Lozano

domingo, 12 de julio de 2015

Pidamos poder cumplir con nuestra misión

Para la oración de los fieles
- Por la Iglesia, para que no caiga en la trampa de callarse ante las injusticias por conseguir riquezas, honor, poderes o tranquilidad. Oremos.
- Por los gobiernos de los pueblos, para que estén al servicio de las personas, buscando el bien común, especialmente el de los pobres y marginados. Oremos.
- Para que cada día haya más personas dispuestas a decir las verdades que duelen pero ayudan. y a no dejarse comprar por los que están interesados en acallar sus voces. Oremos.
- Para que los medios de comunicación social sean informadores veraces y no estén al servicio de los intereses de las fuerzas dominantes. Oremos.
- Por todos nosotros, para que seamos más consecuentes con nuestra misión como cristianos y estemos dispuestos a vivirla con todas sus consecuencias. Oremos.
Oración comunitaria
- Dios, Padre nuestro, que continuamente nos llamas a anunciar a todas las personas tu Reino, la utopía de justicia y en fraternidad que Tú nos darás; ayúdanos a caminar por la vida anunciando a todos la Buena Noticia de tu amor materno y paternal, y nuestra condición de hijos tuyos destinados a la Vida plena. Te lo pedimos por Jesucristo N.S.

Meditemos a la luz de este evangelio

Para la revisión de vida 
Jesús siempre llamó a la conversión, no entendiendo ésta cómo una cuestión meramente moral, sino como la transformación de nuestra manera de entender y vivir la vida; convertirse no es tanto cambiar algunas cosas que hacemos cuanto dejar de vivir la vida sin esperanza, sin confianza en la realidad de la presencia del Reino ya entre nosotros. ¿Cómo entiendo yo la conversión a la que me llama Jesús? ¿De qué tengo que convertirme?

Jesús llama y nos envía a los demás

Mc 6, 7-13
El párrafo que acabamos de leer es continuación del que leíamos el domingo pasado, pero con él comienza una nueva etapa en el evangelio de Mc. Los discípulos van a tomar parte en la tarea que, hasta ahora, desarrollaba sólo el Maestro. Después de la experiencia de fracaso en la sinagoga de su pueblo, Jesús no sólo no deja de anunciar la "buena noticia" del Reino, sino que compromete a sus discípulos en esa tarea. El rechazo de los dirigentes y de los más cercanos, le obligan a buscar otros interlocutores que no estén maleados por la enseñanza oficial. Las tres lecturas no hablan de la elección, pero esa elección lleva implícita la misión.
Es Jesús el que toma la iniciativa. "Les llamó y les envió". En el c. 1, ya había relatado la llamada de dos parejas de hermanos. En el c. 3, había narrado la llamada de los doce. Si hacía ya mucho tiempo que estaban con él, no necesitaba llamarlos, pero el poner los dos verbos juntos tiene una intención especial. La llamada y la misión están siempre unidas. Todo el que es llamado es para ser enviado.No se precisa ni a donde van ni cuanto va a durar la misión. Con ello nos está diciendo que está precisando las características de todas las llamadas y de todos los envíos. Todo los que vayan en nombre de Jesús deben ir en las mismas condiciones, en todos los tiempos. Tal vez el evangelista está retrotrayendo al tiempo de Jesús una práctica que comenzó muy pronto en las primeras comunidades.
"De dos en dos", apunta al sentido comunitario de toda misión. No se trata de actuar como francotiradores, sino de ir en nombre de la comunidad y con el mensaje comunitario. De esta forma, se  evita además, cualquier clase de jerarquía o superioridad de uno sobre otro. Con demasiada frecuencia olvidamos que todos somos enviados por y desde una comunidad. Tenemos que superar la tendencia a actuar por nuestra propia cuenta, para garantizar nuestro propio futuro. El dato tiene también un aspecto legal. En un juicio, sólo se admitía el testimonio que fuera atestiguado, por lo menos, por dos testigos. Recordemos que no se les pide que sean maestros, sino testigos.
"Les da autoridad sobre los espíritus inmundos". Hay que tener mucho cuidado. El texto griego no dice "dynamis" sino "exousia". No es fácil apreciar la diferencia entre los dos conceptos, pero está claro que no se trata de un poder mágico, sino de una superioridad sobre el mal; lo cual nos indica que se trata de una fuerza para superar, no sólo los demonios de los demás, sino también sus propios demonios; es decir la superación personal de toda ideología que les impediría comunicar el verdadero mensaje. Esta lucha de los apóstoles contra sus propios prejuicios nacionalistas, está presente en todo el evangelio de Mc.
"Les encargó..." El verbo Griego significa en primer término ordenó. Se trata de una severa amonestación. Es curioso que el texto hace más hincapié en lo que no deben llevar. Ni siquiera nos habla del mensaje que deben trasmitir. Lo importante es el espíritu de los que van a desempeñar la misión. El bastón y lassandalias eran imprescindibles en los viajes; el primero ayuda a caminar y puede ser muy útil contra las alimañas que no eran raras en terrenos desérticos. Las sandalias era el calzado de los pobres, sin ellas no se podía hacer grandes caminatas. El pan era signo de cualquier alimento. No van como mendigos, "no llevéis bolsa", sólo deben aceptar lo que necesitan en cada momento, sin acaparar nada para después. La alforja era propia de los mendigos, que metían en ella lo que les daban para asegurarse, al menos, las próximas comidas. El dinero (de poco valor) es el símbolo de las seguridades. En griego no dice "túnica de repuesto", sino "no llevéis puestas dos túnicas, que era característica de la gente rica.
Los judíos nunca se hospedaban en casa de paganos. Jesús les hace ver que cualquier casa puede ser buena para hospedarse, y cualquier alimento digno de comerse. Para quedarse basta que les acoja una "casa", para marcharse tiene que existir rechazo de un "lugar". Lo importante es que les acepten y ellos acepten. En todo caso, deja clara la posibilidad de rechazo que acaba de sufrir el mismo Jesús en su tierra. El sacudir el polvo de los pies, era una costumbre de los judíos cuando salían de un lugar de paganismo. No se trata de maldición alguna, sino de dar testimonio de un hecho. En adelante, los paganos no son los no judíos, sino los que rechazan la oferta de salvación de Jesús.
"Predicaban la conversión, echaban demonios y curaban". Es curioso, que ninguna de esas acciones fue descrita en el envío. La conversión de la que nos habla el evangelio, no debe entenderse desde el punto de vista moral: hay que dejar de hacer lo que está mal. Se trata de la "metanoya", que es un cambio de mentalidad que llevaría consigo un cambio en la manera de vivir. Se trata  de elegir un camino nuevo. Sin emprender ese nuevo camino, de nada servirán los arrepentimientos y los propósitos. Esto no lo entendemos bien hoy. El echar demonios y curar son los signos de la preocupación por los demás. El signo más claro de que ha llegado el Reino, es la ayuda a los demás.
La  primera lectura nos pone ya en guardia. Los profetas de Betel quieren convertir a Amós en un profeta "al uso": alguien que vive de un oficio siguiendo las directrices oficiales. Muy poco han cambiado las cosas. La Iglesia sigue siendo un santuario de Betel, donde los intereses económicos y de poder siguen estando en  primer plano. Estar de parte de los poderosos, y no denunciar la injusticia, venga de donde venga, ha sido una apostasía del cristianismo desde Constantino. A nadie entusiasma hoy nuestra predicación, mucho menos nuestra trayectoria vital. La misión no puede ser acomodación a una programación venida de fuera, sino una exigencia vital, consecuencia de la llamada interna de Dios.
La clave de estas recomendaciones es que al depender de los demás, se elimina toda tentación de superioridad. No son normas de ascetismo sino de confianza. Se trata de aprender a confiar en los demás, esperándolo todo de ellos. Saber dar eficazmente, supone haber aprendido antes a recibir  con humildad. No hay nada más humillante para un ser humano que el tener que recibir de otro algo sin un mínimo de reciprocidad. La realidad que más une y humaniza a los seres humanos es el saber que tienen algo que dar y algo que recibir del otro. Si esa reciprocidad está fundamentada en la gratuidad, se alcanza el máximo de humanidad, tanto por parte del que da, como del que recibe.
La confianza de toda misión evangélica debe centrarse en el mensaje, no en los medios desplegados para conseguir la adhesión. Para ello no hay más remedio que prescindir de lo superfluo, y ni siquiera querer asegurar lo necesario. Cuando Jesús envía a los doce, está diciendo que lleven el Reino de Dios a todos los hombres. Él no es su dueño ni ellos sus propietarios. Ese Reino, que es Dios, está en cada uno de nosotros y es la "buena noticia" que todos deben descubrir. El Reino predicado por Jesús está más allá de cualquier religión. Se trata de purificar toda religión. Jesús no creó una nueva religión ni dejó de pertenecer a su pueblo y a su tradición religiosa.  Él haber hecho de la predicación de Jesús una religión más, ha eliminado la posibilidad de ser fermento para todas.
La misión no es tarea de unos pocos, sino la consecuencia inevitable de la adhesión a Jesús. La misión no consiste en predicar sino en hacer un mundo cada vez más humano en todos los órdenes. No se trata de salvaguardar a toda costa, doctrinas trasnochadas o normas morales que no humanizan. Menos aún en conservar unos ritos fosilizados que ya no dicen nada a nadie. El mensaje de Jesús no se puede meter en fórmulas ni ser objeto de ninguna programación. Simplemente es una manera de vivir. Ser cristiano es ser testigo de una manera de ser hombre, de una manera de ser más humano.

Meditación- contemplación
La verdadera confianza lleva a la gratuidad.
La confianza tiene que ir en todas direcciones.
Si confías en Dios, confiarás también en el hombre.
Pero también potenciarás la confianza en ti mismo.
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Si has superado el afán de seguridades,
Surgirá también la gratuidad.
Precisamente hoy, que por todo hay que pagar un precio,
Es más necesario que nunca el dar sin esperar nada.
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Darse sin esperar nada a cambio,
Es la mejor manera de llevar a Dios a los demás.
Manifestar en todo momento el amor a todos,
Es la única manera de predicar el Reino de Dios.
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Fray Marcos

domingo, 5 de julio de 2015

CRISTIANOS = MICROFONOS DE DIOS

Parte de la homilía del Beato Romero

Dice el Concilio: "En el mundo viven confundidos los cristianos y los no cristianos, nadie los distingue; sin embargo, en el corazón del cristiano hay una unción que lo hace responsable de ese mundo que tal vez los otros no pueden ver esa responsabilidad". Yo quisiera apelar esta mañana a esa vocación profética que todos ustedes tienen, hermanos. Y les quisiera decir, como cuando dije una vez: si alguna vez nos quitaran la radio, nos suspendieran el periódico, no nos dejaran hablar, nos mataran a todos los sacerdotes y al obispo también; y quedaran ustedes un pueblo sin sacerdotes, cada uno de ustedes tiene que ser un micrófono de Dios; cada uno de ustedes tiene que ser un mensajero, un profeta; siempre existirá la Iglesia mientras haya un bautizado, y ese único bautizado que quede en el mundo es el que tiene ante el mundo la responsabilidad de mantener en alto la bandera de la verdad del Señor y de su justicia divina.
Por eso da lástima pensar en la cobardía de tantos cristianos y en la traición de otros bautizados. ¿Pero, qué están haciendo, bautizados, en los altos campos de la política?, ¿dónde está su bautismo?. Bautizados en las profesiones, en los campos de los obreros, en el mercado; dondequiera que hay un bautizado ahí hay Iglesia, ahí hay profeta, ahí hay algo en nombre de la verdad que ilumina las mentiras de la tierra. No seamos cobardes, no escondamos el talento que Dios nos ha dado desde el día de nuestro bautismo y vivamos de verdad la belleza y la responsabilidad de ser un pueblo profético.
Quienes se ríen de mí, como si yo fuera un loco creyéndome profeta, debían de reflexionar. Nunca me he creído profeta como en el sentido de único en el pueblo porque sé que ustedes y yo, el pueblo de Dios, formamos el pueblo profético, y mi papel únicamente es excitar en ese pueblo su sentido profético que no lo puedo dar yo, sino que lo ha dado el Espíritu; y cada uno de ustedes puede decir con toda verdad: "El Espíritu entró en mí desde el día de mi bautismo y me envió a la sociedad salvadoreña, al pueblo de El salvador", que si hoy anda tan mal, es porque la misión profética ha fracasado en muchos bautizados. Pero, gracias a Dios, yo quiero decir también, que hay en nuestra Arquidiócesis un despertar profético en la comunidad eclesial de base, en el grupo que reflexiona la palabra de Dios, en esa conciencia crítica que se va formando en nuestro cristianismo que ya no quiere ser un cristianismo de masa, sino un cristianismo consciente de que antes de recibir el bautismo recibe una catequesis; que antes de casarse se instruye para saber a qué se compromete y para ser en realidad honor de este pueblo de Dios. Yo me alegro y quiero felicitar a la Iglesia de la Arquidiócesis en estos esfuerzos por despertar el sentido profético de nuestros cristianos. Ese carisma nunca faltará en nosotros.

sábado, 4 de julio de 2015

EL MIEDO A CAMBIAR NOS PARALIZA

Mc 6, 1-6
Las tres lecturas de hoy nos hablan de limitaciones del ser humano. Tanto Ezequiel como Pablo como Jesús se dan cuenta de lo poca cosa que son, pero terminan descubriendo que esas limitaciones no anulan las posibilidades de humanidad plena que Dios espera de ellos. Somos humanos, tal vez 'demasiado humanos' como decía Nietzsche, pero la plenitud de humanidad, que podemos alcanzar, es algo increíblemente grandiosos y más que suficiente para dar sentido a una vida.
Con este texto concluye Mc una parte de su obra. Después de este relato, que manifiesta la aceptación por el pueblo de las tesis de los dirigentes, no vuelve a poner a Jesús en relación con los representantes oficiales de la religión. Sigue enseñando, pero al pueblo oprimido, que quiere liberarse. Jesús ve que no hay nada que hacer con la institución, y en adelante se va a dedicar al pueblo marginado. Este episodio se encuentra en los tres sinópticos, pero relatos paralelos se pueden encontrar en Jn y en otros lugares de los mismos sinópticos.
Mc no tiene relatos de la infancia. Por eso puede narrar sin prejuicios este encuentro con los de su "pueblo". Es un toque de alerta ante el afán de divinizar la vida humana de Jesús. Para los que mejor le conocían, era solo uno más del pueblo. Sus paisanos estaban tan seguros de que era una persona normal, que no pueden aceptar otra cosa. Eran sus compañeros de niñez, habían corrido, jugado y trabajado con él, sabían perfectamente quién era. Lo encuadraban en una familia, (requisito indispensable en aquella época para ser alguien). Hasta ese momento no habían descubierto nada fuera de lo normal en él. Es lógico que no esperasen nada extraordinario. ¿De dónde saca todo eso?
Jesús vuelve a su pueblo (el texto griego y la Vulgata dicen "patria"). Ni nombra al pueblo ni hace referencia al lugar geográfico. Se refiere más bien al ambiente social en que desarrolló su vida. Llega con sus discípulos, es decir, convertido en un rabino que tiene sus seguidores fijos. No sale nadie a recibirle. Tuvo que esperar al sábado, e ir él a la sinagoga a hablarles. No fueron a la sinagoga a escucharle, sino a cumplir con el precepto del sábado. Es Jesús el que, por su cuenta y riesgo, se pone a enseñarles sin que se lo pidan. Mc ya había advertido de la relación de Jesús con sus parientes. En 3,21 dice que sus parientes vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales. Quedan impresionados, como ya sucediera en la sinagoga de Cafarnaúm.
El texto griego no dice: "desconfiaban de él", sino, "se escandalizaban" (exkandalizonto), que indica una postura mucho más radical. No se dignan pronunciar su nombre, se refieren a él despectivamente con el pronombre "ese". Le dicen que es hijo de María; no nombran a su padre, que era la manera de considerar digna a una persona. Es curioso que Mt corrige el texto de Mc y dice: "hijo del carpintero". Pero Lc va más lejos y dice: "el hijo de José". Estos evangelistas, que copian de Mc, seguramente intentan quitarle al texto toda posible interpretación peyorativa. Para Mc, no era hijo de José, porque había roto con la tradición de su padre; ya no era un seguidor de las tradiciones, como era su obligación...
Fijémonos bien. Ese conocimiento, yo diría excesivo, de Jesús, es lo que les impide creer en él. Conocen muy bien a Jesús, pero se niegan a reconocerle como lo que es. Hay que estar muy atentos al texto. En aquel tiempo, cualquiera de la asamblea podía hacer la lectura y comentarla. Si no aceptan la enseñanza de Jesús, es porque no se presentó como carpintero sino con pretensiones de maestro. Tampoco lo rechazan por enseñar como un Rabí, sino por enseñar cosas nuevas. La religión judía estaba demasiado segura de sí misma como para admitir novedades. Ya se encargaban los jefes religiosos de adoctrinar al pueblo para que no admitiera nada distinto a lo que ellos enseñaban.
Jesús no ha estudiado con ningún rabino ni tiene títulos oficiales. Precisamente por eso, la sabiduría que manifiesta tiene que venir de Dios (profeta) o del diablo (magia). Al hacer Jesús alusión al rechazo del "profeta", está respondiendo a las cinco preguntas puramente retóricas que se habían hecho sus paisanos. Jesús no enseña nada de su cosecha, sino que habla en nombre de Dios. Esa era la primera característica de un profeta. Al no aceptarle, están rechazando a Dios mismo. La extrañeza de Jesús no es por verse rechazado sino por verse rechazado por su pueblo. Rechazado por los sometidos a quienes intentaba liberar. El golpe psicológico que recibió Jesús fue realmente muy fuerte.
Nos queda por aclarar un apunte muy interesante en el relato. Su desconfianza impide que Jesús pueda hacer allí milagro alguno. El domingo pasado decía Jesús a la hemorroísa: "tu fe te ha curado"; y a Jairo: "basta que tengas fe". La fe o la falta de fe, son determinantes a la hora de producirse un milagro. ¿Dónde está entonces el poder de Jesús? Tenemos que superar la idea de un Jesús que tiene la omnipotencia de Dios y que puede hace lo que quiere en cada momento. Ni Dios ni Jesús pueden hacer lo que quieren si entendemos el "hacer" como causalidad física. La idea de un Jesús con el comodín de la divinidad disponible en cualquier momento, ha falseado el verdadero rostro de Jesús.
El relato de hoy nos está hablando de la humanidad plena de Jesús. Nos está confirmando que es uno de tantos, sin privilegios de ninguna clase. Por eso es tan difícil aceptarle como profeta envidado de Dios. También para nosotros sigue siendo difícil descubrir a Dios en aquel, que simplemente se muestra como muy humano. También hoy rechazamos por instinto cualquier Jesús que no esté de acuerdo con el que aprendimos de pequeños. Yo he oído más de una vez esta frase: "no nos compliques la vida. ¿Por qué no nos dices lo de siempre?" Acostumbrados a oír siempre lo mismo, si alguien se le ocurre decir algo distinto, aunque esté más de acuerdo con el evangelio, saltamos como hienas.
Todo lo que no responda a lo sabido, a lo esperado, no puede venir de Dios. Esa fue la postura de los jefes religiosos del tiempo de Jesús y esa es la postura de los jerarcas de todos los tiempos. Pero esa es también la postura de todos los que lo niegan. Como no responde a las expectativas, no existe. Aceptar a Jesús, como aceptar a Dios, implica el estar despegado de todas las imágenes que nos podemos hacer sobre él. Siempre que nos encerremos en ideas fijas sobre Jesús, estamos preparándonos para el escándalo.
Dios nunca se presenta dos veces con la misma cara. Si de verdad le buscamos lo descubriremos siempre diferente y desconcertante. Si esperamos encontrar al Dios domesticado, nos engañamos a nosotros mismos aceptando al ídolo que ya nos es familiar. La consecuencia inesperada de toda religión institucionalizada, será siempre el tratar de manipular y domesticar a Dios para hacer que se acomode a nuestras expectativas.
El profeta no es el que adivina el porvenir, sino el que habla de un Dios desconcertante e imprevisible que puede salir en cualquier instante por peteneras. El profeta nunca estará conforme con la situación actual, ni personal ni social, porque sabe que la exigencia de Dios es la perfección total a la que no podemos llegar nunca. El auténtico profeta será siempre un inconformista, un indignado. Lo más "antiprofético" y antievangélico será siempre la persona o la institución instalada.
A pesar del rechazo de "muchos" queda siempre la esperanza de que "pocos" sigan abiertos a la enseñanza y a la acción de Jesús. El gran espejismo en que hemos caído en el pasado, fue pensar que "todos" tenían la obligación de aceptar el mensaje de Jesús. Nada ha hecho más daño al cristianismo, que el querer imponerlo a todos. Desde Constantino hasta nuestra historia reciente, hemos cometido el disparate de hacer cristianos por "decreto". La opción por el evangelio seguirá siendo cuestión de minorías.

Meditación-contemplación
El conocimiento de Jesús nos impide descubrirlo.
Todo lo aprendido sobre él, se convierte en prejuicio,
que nos impide abrirnos a su significado profundo.
Lo que es y significa Jesús, no se puede meter en doctrinas.
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También las "ideas" que tenemos sobre Dios,
impiden la apertura a lo que Él es en realidad.
Toda idea sobre Dios es un ídolo, que nos impide acercarnos a Él.
Si quieres conocer a Dios, abandona toda "idea" sobre Él.
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A Dios sólo se llega viviendo su presencia en nosotros.
Para llegar a la vivencia tengo que superar el conocimiento.
El conocimiento de Dios me ha venido de fuera.
La experiencia de Dios me llegará de dentro.
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Fray Marcos
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ABRIRNOS A LA NOVEDAD DEL MENSAJE DE JESUS

Mc 6, 1-6
El relato no deja de ser sorprendente. Jesús fue rechazado precisamente en su propio pueblo, entre aquellos que creían conocerlo mejor que nadie. Llega a Nazaret, acompañado de sus discípulos, y nadie sale a su encuentro, como sucede a veces en otros lugares. Tampoco lo presentan a los enfermos de la aldea para que los cure.
Su presencia solo despierta en ellos asombro. No saben quién le ha podido enseñar un mensaje tan lleno de sabiduría. Tampoco se explican de dónde proviene la fuerza curadora de sus manos. Lo único que saben es que Jesús es un trabajador nacido en una familia de su aldea. Todo lo demás «les resulta escandaloso».
Jesús se siente «despreciado»: los suyos no le aceptan como portador del mensaje y de la salvación de Dios. Se han hecho una idea de su vecino Jesús y se resisten a abrirse al misterio que se encierra en su persona. Jesús les recuerda un refrán que, probablemente, conocen todos: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
Al mismo tiempo, Jesús «se extraña de su falta de fe». Es la primera vez que experimenta un rechazo colectivo, no de los dirigentes religiosos, sino de todo su pueblo. No se esperaba esto de los suyos. Su incredulidad llega incluso a bloquear su capacidad de curar: «no pudo hacer allí ningún milagro, solo curó a algunos enfermos».
Marcos no narra este episodio para satisfacer la curiosidad de sus lectores, sino para advertir a las comunidades cristianas que Jesús puede ser rechazado precisamente por quienes creen conocerlo mejor: los que se encierran en sus ideas preconcebidas sin abrirse ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona.
· ¿Cómo estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos «suyos»?
· En medio de un mundo que se ha hecho adulto, ¿no es nuestra fe demasiado infantil y superficial?
· ¿No vivimos demasiado indiferentes a la novedad revolucionaria de su mensaje?
· ¿No es extraña nuestra falta de fe en su fuerza transformadora?
· ¿No tenemos el riesgo de apagar su Espíritu y despreciar su Profecía?
· Esta era la preocupación de Pablo de Tarso: «No apaguéis el Espíritu, no despreciéis el don de Profecía. Revisadlo todo y quedaos solo con lo bueno» (1 Tes 5,19-21). ¿No necesitamos algo de esto los cristianos de nuestros días?

José Antonio Pagola