Sábado 18 de junio de 2016
Juliana de Falconieri, fundadora (1341)
Juliana de Falconieri, fundadora (1341)
2Cr 24,17-25: Zacarías, a quien mataste entre el templo y el altar
Salmo 88: Le mantendré eternamente mi favor
Mt 6,24-34: No se agobien por el mañana
Cuando un hogar, comunidad, sociedad o pueblo, como vemos en Israel este día, tiene intereses distintos a los del Dios de la Vida, y buscan justificarlos en dioses o experiencias de fe que no son las que dieron fuerza a sus antepasados para lograr lo que son, ese hogar, esa comunidad o sociedad, puede verse frágil y debilitada cuando toca cuidarse frente a cualquier invasión (política, militar, y sobre todo socio-cultural), y ésta les podría golpear fuertemente al punto de destrozar el proyecto de vida que por años han venido construyendo. No olvidemos que sí hay valores eternos que nos consolidan como personas. Es verdad lo que presenta el Evangelio: nadie puede servir a dos señores. Y más cuando uno es a favor de la vida, el Dios de Jesús; y el otro, si lo damos por “dios”, terminará siendo un ídolo que, como todo lo que ponemos en lugar del verdadero Dios, siempre pedirá sacrificios humanos, en cuanto que no le importa la vida de las personas para erigirse como ídolo. Pero eso no lo hace el ídolo, lo hacemos quienes le vemos como ídolo. Todo lo contrario se da cuando vivimos desde el Dios de Jesús, nuestra unidad es a prueba de fuego, y nuestra fe hace realidad el vivir acogidos por la providencia del Señor, tal como el Evangelio nos propone. ¿Me ayuda este Evangelio a vivir con menos estrés?
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